Hubo tiempos en que muchos llegaron a creer que la meditación era un
asunto de sectas religiosas o de hippies. Afortunadamente esos prejuicios no
hicieron carrera y hoy en día nadie se atreve a poner en duda los beneficios
que la meditación tiene sobre la salud.
Hay más de 210 universidades en el mundo que han elaborado estudios al
respecto, incluyendo prestigiosos centros como Harvard, Yale y la Facultad de
Medicina de UCLA. Adicionalmente, se reveló que los institutos de investigación
de los Estados Unidos han invertido poco más de 20 millones de dólares para
realizar estudios sobre los efectos benéficos de la meditación en la salud.
EL CORAZÓN
Cuando las emociones están alteradas, especialmente por causa del estrés
o de la ira, el organismo libera mayores cantidades de adrenalina,
noradrenalina y cortisol, tres sustancias que son bastante perjudiciales para
el organismo.
Estas hormonas hacen que el corazón funcione a un ritmo más veloz.
Aumentan el desgaste cardiaco y contribuyen a que las arterias se vuelvan más
estrechas.
Si estas condiciones se mantienen por mucho tiempo, hay grandes
probabilidades de que el organismo desarrolle enfermedades como
arterioesclerosis, angina de pecho, problemas coronarios y derrames cerebrales.
Esto sin contar los efectos colaterales.
En algunos estudios llevados a cabo en los Estados Unidos, pudo
establecerse que el corazón de una persona que medita dos veces al día es mucho
más saludable. La meditación dilata los vasos sanguíneos e inhibe la producción
de las hormonas del estrés. Esto se traduce en una disminución de los casos de
hipertensión y en menor mortalidad por problemas cardiacos.
Una investigación llevada a cabo por Colegio Médico de Wisconsin y la
Universidad Maharishi, en Iowa, comparó dos grupos de personas con enfermedades
cardíacas durante más de cinco años. El primero siguió un programa de
meditación para mejorar la salud, y el segundo recibió capacitación sobre
hábitos saludables. El resultado fue que quienes meditaron mostraban un riesgo
48% menor de sufrir un infarto.
EL CEREBRO
Todos sabemos que el cerebro es el órgano vital por excelencia. Un
auténtico prodigio de la naturaleza, con un funcionamiento complejo y la
capacidad para incidir en cualquier tipo de enfermedad que sufra el organismo.
Se ha comprobado que la meditación contribuye a optimizar el
funcionamiento del cerebro y a prevenir su envejecimiento.
La revista “Fronteras de la neurociencia humana”, publicó datos en los
que se indica que quienes meditan tienen mayor número de pliegues en la corteza
cerebral. Esto significa que sus procesos físicos, afectivos e intelectuales
están más integrados y, por lo tanto, su cerebro funciona mejor. Esto traía
como resultado una menor predisposición a enfermar.
Otro estudio determinó que la meditación permite reducir el impacto
emocional del dolor físico. Como es sabido, el dolor del cuerpo se traduce en
dolor del alma. Quienes sufren dolores crónicos suelen estar deprimidos
también. Sin embargo, la meditación contribuye a manejar las situaciones de
dolor, de modo que no afecten la buena actitud y las ganas de vivir. Se dice
incluso que, con varios años de entrenamiento, es posible reducir
significativamente el dolor físico también.
Con todos estos datos es imposible permanecer indiferentes ante los
beneficios de la meditación.
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